17 de mayo de 2013

Ana la Iguana





Había una vez una  isla perdida  dentro del  océano amarico habitada únicamente por iguanas,  todas  se  dedicaban a diseñar ropa para  iguanas, vestían  al último grito de la moda porque en IGUANOPOLIS la  moda surgía y se  creaba  todos los días.


   Cierto dia  la  iguana  Ana  pensó  que  en  algún lugar  del universo  habría  otras  iguanas  como ella  y que  quizás  no  tendrían  la  bendición  de  tener  ropa  tan hermosa  como la  suya  así que  fue  al  palacio capital  a  hablar  con   el  gobernador Juan iguana  a  contarle  su inquietud  y entre los  2  darle  vida  a un  ambiciosos  proyecto  conocido  en  iguanopolis  como  viste  a  una  hermana iguana, todos  se  entusiasmaron con la  idea  de poder  ayudar  a  alguien más.

Fue asi como  doña  Mariana  Iguana  aporto  las telas, madame  Adriana  Iguana  presto  su taller  y  todas  las  iguanas  casaderas  aportaron  la fuerza de su trabajo,  Ana  iguana  estaba  feliz  porque  cada  día  estaba  más cerca  de  su sueño el  3   de  Febrero terminaron por fin  de  confeccionar  las tan deseadas  prendas, el  siguiente  paso  era  hacerlas  llegar  hasta  los  necesitados así que  Ana  iguana  fue  a  buscar  a  Sergio  iguana  el único  inventor  en  la  isla aparte  de  diseñador  que  bien podría  crear  algún artefacto para  enviar los  regalos.

Y con su colaboración   ambos inventaron  la  bolsiguana  una  bolsa de  tela   forrada  por fuera  de  hojas  de  palma que bañadas  con  baba  de  caracola hacia  una  capa  impermeabilizante, metieron  las  prendas  en  la  bolsa  y  las  lanzaron  al  mar  esperando  que  la diosa  Iguanaprema hiciera  lo demás.

 3  meses  después  por  la  playa  de  una  cercana  península  conocida  como  Franchi  se  paseaba  Marina  una  niña  de  tan solo 5  años  que  al ver  una  bolsa  flotando  a  la  orilla  del  mar  decidió  investigar lo que  contenía,  grande  fue  su  sorpresa  cuando  al  abrir  la  bolsa  encontró  miles  de  ropitas  del  tamaño  de  una iguana, por  desgracia  en  la  península  de Franchi  lo  más cercano a  una  mascota  eran  los  gatitos  que  el  presidente  de  la  comarca  regalaba  cada  navidad  a  los  pequeños  como  una muestra  de  su afecto.

Así  que  entusiasmada  de tener  un nuevo guardarropa  para  su  Pelusita  arrastro  la  bolsa  hasta  su casa  y  aprovechando  que  no había  nadie  en  casa  la  metió  en  su  roperito  de  juguetes, justo en ese  momento  pelusa  estiraba  sus patas  después  de  su siesta  matutina  cuando  se  vio interceptada  por Marina  que   abrió  su  roperito y empezó a  probarle  todo  su  nuevo ajuar  a  su Pelusita  como ella  le decía  metiéndole  y sacándole  vestidos, faldas, pantalones, suetercitos, gorritas, y hasta  unas  botitas.

Sin querer  marina  perdió  la  noción del tiempo  y cuando  su madre  la  inocente y dulce  Clarita  llego y  la  encontró  tan feliz  con  pelusita  vestida como  una  princesita  le pregunto de donde  había  sacado tanta ropa  tan hermosa,   Marina sin dudarlo  le contesto  que  por fin  dios  había  escuchado  sus  oraciones  y tenía lo que  quería  un traje  para  cada  día  para  su Pelusita.

Mientras  tanto en iguanopolis  le  rendían  un  desfile  como héroe  militar  a  Ana  la  iguana  por  ser tan piadosa  y  caritativa  y pensar  en las  desdichas  de  esas  otras  iguanitas  no  tan  afortunadas  y bendecidas  como ellas sin saber  que todo  su  esfuerzo había  terminado  vistiendo  a  Pelusita  una simple pero  encantadora  gatita. Que  en vez  de  agradecer  por sus  múltiples  conjuntos  de  ropita  a cada  instante  que  marina  se  descuidaba,   ella  perdía  otra  de sus  ropitas y deseaba con todas sus  fuerzas  desaparecerlas  por  completo   del roperito de  Marina.