Había una vez una isla perdida dentro del océano amarico habitada únicamente por iguanas, todas se dedicaban a diseñar ropa para iguanas, vestían al último grito de la moda porque en IGUANOPOLIS la moda surgía y se creaba todos los días.
Cierto dia la iguana Ana pensó
que en algún lugar del universo habría
otras iguanas como ella y que quizás no tendrían
la bendición de tener ropa tan hermosa como
la suya así que fue al palacio capital
a hablar con el gobernador Juan iguana
a contarle su inquietud y entre los 2 darle
vida a un ambiciosos proyecto conocido en
iguanopolis como viste a una hermana iguana,
todos se entusiasmaron con la idea de poder
ayudar a alguien más.
Fue asi como doña Mariana Iguana
aporto las telas, madame Adriana Iguana presto su taller y
todas las iguanas casaderas aportaron la fuerza
de su trabajo, Ana iguana estaba feliz
porque cada día estaba más cerca de su
sueño el 3 de Febrero terminaron por fin de
confeccionar las tan deseadas prendas, el siguiente
paso era hacerlas llegar hasta los
necesitados así que Ana iguana fue a buscar
a Sergio iguana el único inventor en
la isla aparte de diseñador que bien podría
crear algún artefacto para enviar los regalos.
Y con su colaboración
ambos inventaron la bolsiguana una bolsa
de tela forrada por fuera
de hojas de palma que bañadas con
baba de caracola hacia una capa
impermeabilizante, metieron las prendas en la
bolsa y las lanzaron al mar esperando
que la diosa Iguanaprema hiciera lo demás.
3
meses después por la playa de una
cercana península conocida como Franchi se
paseaba Marina una niña de tan solo 5
años que al ver una bolsa flotando a
la orilla del mar decidió investigar lo
que contenía, grande fue su sorpresa
cuando al abrir la bolsa encontró
miles de ropitas del tamaño de una iguana,
por desgracia en la península de Franchi
lo más cercano a una mascota eran los
gatitos que el presidente de la comarca
regalaba cada navidad a los pequeños
como una muestra de su afecto.
Así que
entusiasmada de tener un nuevo guardarropa para
su Pelusita arrastro la bolsa hasta su
casa y aprovechando que no había nadie
en casa la metió en su roperito
de juguetes, justo en ese momento pelusa estiraba
sus patas después de su siesta matutina cuando
se vio interceptada por Marina que abrió su
roperito y empezó a probarle todo su nuevo ajuar
a su Pelusita como ella le decía metiéndole y sacándole
vestidos, faldas, pantalones, suetercitos, gorritas, y hasta unas
botitas.
Sin querer marina perdió la noción del
tiempo y cuando su madre la inocente y dulce
Clarita llego y la encontró tan feliz con
pelusita vestida como una princesita le pregunto de
donde había sacado tanta ropa tan hermosa, Marina sin
dudarlo le contesto que por fin dios había
escuchado sus oraciones y tenía lo que quería
un traje
para cada día para su Pelusita.
Mientras
tanto en iguanopolis le rendían un desfile como héroe
militar a Ana la iguana por ser tan
piadosa y caritativa y pensar en las
desdichas de esas otras iguanitas no
tan afortunadas y bendecidas como ellas sin saber que
todo su esfuerzo había terminado vistiendo
a Pelusita una simple pero encantadora gatita.
Que en vez de agradecer por sus múltiples
conjuntos de ropita a cada instante que
marina se descuidaba, ella perdía otra de
sus ropitas y deseaba con todas sus fuerzas
desaparecerlas por completo del roperito de Marina.